noviembre 22, 2017 6 Minutos de Lectura

Viajo todos los meses a Pucón y/o Villarrica y este fin de semana recién pasado no fue la excepción. Durante mi trote de día domingo, aprovechando que no estaba lloviendo, incluí a “La Península” dentro de mi recorrido. La disfruté mucho: un paisaje de ensueño, el Volcán nevado por completo, un lago tranquilo y los pájaros cantando, a diferencia de mi primer Pucón, que fue una tortura.

Muchos ya han escrito sobre este segmento, pero al ser una experiencia tan individual, creo que todas las apreciaciones valen y pueden aportar. Las descripciones que daré no son muy técnicas y son simplemente mis vivencias personales, para todo público, de lo que fue competir durante los últimos 2 años en Pucón, carrera que tiene problemáticas como todas las competencias, pero que sin duda cumple con todos los estándares a nivel mundial, buena organización y voluntarios que saben y conocen el deporte que se está llevando a cabo.

Si tuviera que ponerle un marcador, voy 1-1 vs La Península. Eso sí, la derrota fue mucho más abultada que la victoria. Para quienes aún no han tenido el placer de conquistarla, la llamada “Península”, es el pedazo de tierra que sale desde el vértice noroeste de Pucón y se da la vuelta hasta La Poza. En cuanto a la carrera, es un fragmento de aproximadamente 4,8 kms de los 7,1 kms que tiene cada vuelta (¡66% del trote!). El tramo que está fuera de esta Península, es completamente plano, pero debe contar también con su estrategia ya que finalmente no por ser plano deja de ser duro. Todo depende de cómo enfrentemos el circuito como un todo.

 

El inicio del trote en la Península es inmediato, es decir luego de la segunda transición tomamos dirección hacia a la entrada, girando 90º a la derecha y enfrentándonos de golpe con la primera subida (dura). Es normal envalentonarse, sentirse bien y al ser este un sector de mucho apoyo y efervescencia externa, la recomendación es partir a paso firme, pero midiendo lo suficiente para no quemar las piernas tan rápido. En mi primer encuentro, partí como caballo de carrera porque me “sentía” bien. El segundo encuentro fue más medido y todo me salió mucho mejor.

 Continuando con el trayecto de ida del recorrido Peninsular, encontraremos entre los primeros 400 y 1.100mts, una serie de 2 repechos siendo el segundo el más duro. No hay que tratar de mantener el pace en estas subidas ya que simplemente no es posible, pero sí debemos mantener la intensidad, aumentando la cadencia de nuestros pasos y avanzando a paso firme controlado. Terminando esta serie de repechos viene una curva a la izquierda, en subida, que corresponde a la zona de “acceso al golf” con un aid station incluido. Tipà Si vas de ida, no te cruces a buscar nutrición o hidratación a la carpa del lado contrario y espera la siguiente de tu lado!!!

 Luego de esta curva (si es que lo logras ver), tendrás frente a ti al Volcán Villarrica en su máximo esplendor y majestuosidad. Probablemente de esta postal, salió el slogan que la autoproclama como “la carrera más linda del mundo”. Este encuentro con el Volcán es clave ya que, al terminar esta subida, viene la bajada más pronunciada del circuito, rodeada de hortensias, que más adelante serán testigo in situ de deformidades faciales varias y de gladiadores desangrándose a granel. Los cuádriceps, dependiendo de la intensidad puesta en la ruta y horas de PF previas, comenzarán a sentir el rigor. Hasta dónde duren, las 3 vueltas lo dirán.

 

Terminando esta bajada de aproximadamente 500 metros (mención especial a los muchachos que se ponen en la mitad con un parlante a todo trapo que de verdad da mucha energía), giramos a la derecha y nos encontramos con un plano paralelo a las canchas de Tenis en donde hay un aid station y luego la rotonda. Luego de tomar la primera salida, nos encontramos con otra subida, levemente pronunciada pero que a esas alturas es bastante quejumbrosa. Seguimos por esa calle donde tendremos 400 metros con una leve bajada en el último tramo, la que se siente bien, es cómoda, pero rápidamente damos la vuelta en U, suena el pito del chip y a volver a subir para recorrer el mismo trayecto descrito, pero de vuelta.

¿Recuerdan la bajada de las hortensias? Si la olvidaron a la ida, no la olvidarán de vuelta, porque todo lo que baja tiene que subir. En mi primer Pucón, partí tratando de subirla a un ritmo muy fuerte para ya en la tercera vuelta, someterme de lleno en ese callejón, con un volcán en mi espalda que nunca más volví a ver. Se sufre, pero se sigue! Recomiendo nuevamente meterle cadencia exagerada si es necesario, la que bajará notablemente la velocidad, pero está bien mientras mantengamos intensidad. Ya se recuperará lo invertido en estas subidas si salimos bien de ahí. Por último y aunque estemos en las últimas, debemos intentar no caminar. Volver a retomar el ritmo es sumamente difícil por lo que sale mejor negocio ir a paso corto.

 

Dejando las hortensias atrás, viene el giro a la derecha nuevamente en el “acceso al golf”, la serie de repechos descritos anteriormente (con el lago a nuestra izquierda), la última bajada y luego la salida a las calles de Pucón por Caupolicán. Este momento es sublime. Debe ser lo más cercano que he estado de vivir la sensación de salir a la cancha a estadio lleno. Es realmente extraordinario y es acá dónde debemos envalentonarnos y mejorar el pace promedio, pero siempre tomando en cuenta que quedan 2 vueltas y algo más. Ojalá se crucen con Bárbara Riveros o el Pipo, para que sientan el apoyo de la gente, cierren los ojos y piensen que les están gritando a ustedes. El traspaso de energía es notable (abran los ojos rápido eso sí, no se vayan a caer). Este segmento de 2,3 kilómetros, que cuenta también con varios puntos de hidratación, es plano, muy intenso, tiene una altimetría casi imperceptible y el apoyo desde afuera es realmente espectacular y debemos disfrutarlo. Corrí Boston, con 42 Kilómetros del mismo aliento, pero ahí es poco probable escuchar un “dale negro CTM” y darte cuenta que es un amigo que no veías hace tiempo. Para la familia también debe ser un acontecimiento (aunque aleguen que se despertaron con nuestro desayuno a las 5.00am). Los que no escalamos tan bien y nos acomoda el plano, este es el momento para acortar distancias, pero sobre todo para disfrutar una carrera que hacemos todos y cada uno de los atletas, público y staff.

Toda la descripción anterior vale por 3, con la salvedad que, en la tercera vuelta en vez de subir a la península, giramos en 90º a la derecha y preparamos la llegada a la meta. Sin duda cada vuelta duele más que la anterior, por lo que mi recomendación, no diferente a la de cualquier especialista o triatleta más experimentado, es preocuparse de la nutrición durante la bicicleta, usar todos los puestos de abastecimiento, hidratarse a fondo para evitar calambres, bajarse a correr con algo de reserva y aumentar la dosis de potasio, calcio y sodio durante los días previos, siempre y cuando hayas probado antes lo que vas a ingerir y estés bien asesorado. TIPà En los aid stations hay “bebidas cola”. En los momentos de vuelo bajo, esta se ve como una pócima milagrosa (que no es, a mi parecer). Si van a tomar, traten de probarla antes durante un par de entrenamientos para ver la reacción del cuerpo y no hagan como un amigo, que la confundió con agua y se la tiró en la cabeza.

Independiente lo que se diga, más las 1.000 opiniones, recomendaciones y advertencias que pueda haber de cómo enfrentar La Península, muchos pagarán el noviciado como yo lo pagué, y quizás esa sea la mejor preparación que uno pueda tener en el largo plazo.

 

Por: José Ignacio Castro (Triatleta Merrell - Zoot)

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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